Sobre el Papa y el perdón
Francisco, antes de pretender perdonar a las mujeres por abortar podrías intentar pedirles perdón por promover sus embarazos no deseados.
Pediles perdón por no haberles permitido recibir educación sexual desde la infancia.
Pediles perdón por haber condenado los métodos que las protegían de embarazos no deseados.
Pediles perdón por haberles enseñado que el único método anticonceptivo válido era la castidad.
Pediles perdón por el lobby clerical contra las políticas de salud sexual y reproductiva y contra “la ideología de género”.
Pediles perdón por los abortos clandestinos y los objetores de conciencia.
Pediles perdón por haberles enseñado que su sexualidad estaba al servicio del placer de ellos, que no podían ni debían negarse, que aún la violación intra-matrimonial es sagrada si fue bendecida, y que la eyaculación masculina en la cavidad correcta siempre es un plan divino.
Pediles perdón por la hipocresía de tu misericordia y por lo profundo de tu odio hacia ellas, hacia las mujeres reales, hacia las que no se embarazan de espíritus ni palomas, a las que se embarazan porque cogen, cogen porque quieren, y abortan porque no desean gestar, parir y maternar.
Pediles perdón por transformar sus elecciones y deseos en crímenes y pecados, por infantilizarlas, estigmatizarlas, criminalizarlas.
Pediles perdón por culpabilizarlas para que sientan que necesitan de tu perdón.
Pediles perdón Francisco, por ser el célibe con mayor responsabilidad en los embarazos no deseados y en las condiciones inseguras de su interrupción.
Un buen cristiano pide perdón. Ponete rodilleras y esperá misericordia, que te va llegar el día en que tengas la mitad de la altura moral que tiene una mujer que decide sobre su vida sin pretender decidir cómo deben vivir lxs demás.
Topucio Malarriado